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Museo Nacional del Grabado

PATRIMONIO | Mujeres grabadoras

Una sección dedicada a difundir la obra de grabadoras argentinas. En diciembre: Eva Toker de Jawerbaum

Jawerbaum, Eva MNG 7260 Mis redes 1969 Aguafuerte 29,5 cm x 49 cm.


DICIEMBRE 2019 | Eva Toker de Jawerbaum.
Nació en Buenos Aires el 10 de diciembre de 1941. Su obra forma parte de exposiciones nacionales e internacionales. El Museo Nacional del Grabado cuenta, en su acervo, con algunos de sus trabajos. 

En una entrevista con la curadora Rosa Faccaro, Jawerbaum deja algunos conceptos a propósito del arte, del rol de artista y de su modalidad de trabajo. Nos parece interesante compartirlos: 
“Trabajo a partir de una idea, apenas una nebulosa etérea que va tomando forma y la suelto en el papel o tela hasta que la misma se despega y constituye una imagen”.
“Creo que el artista necesita que sus trabajos se vean, para que el receptor termine su obra”.
“Entiendo que no hay conceptos absolutos, ni miradas críticas que marcan la verdad o la belleza con la varita mágica de la selección basada en la juventud del artista o lo inmaterial del trabajo” .
“El artista, en su búsqueda apasionante, trata de crear  para restablecer las vivencias en un mundo donde no existen las utopías”. 



                   María Sara Piñeiro, Un grabado y dos poemas, 22 x 28 cm., 1963.


NOVIEMBRE 2019 | María Sara Piñeiro

María Sara Piñeiro
Por Eva Farji

María Sara Piñeiro es una grabadora de trayectoria, ha obtenido el Primer Premio de Grabado del Salón Municipal de la ciudad de Buenos Aires, el Segundo Premio de Dibujo del Salón Nacional, el Tercer Premio de Grabado del Salón Nacional, el Primer Premio Salón Municipal de Tapices de la ciudad de Buenos Aires, el Segundo Premio del Salón Nacional de Tapices y el Gran Premio de Honor del Salón Nacional.
De su obra, nos referiremos a las imágenes incluidas en la plaqueta editada en el año 1963 “Un grabado y dos poemas”, que se ha incluido en el corpus de la investigación Grabado y Literatura en los ’60 y ‘70 en la colección del Museo Nacional del Grabado. De la ilustración al objeto poético. Esta publicación fue diagramada e impresa en Bordas Hnos., con grabados xilográficos originales de la artista junto a textos de Mario Satz y Leopoldo José Bartolomé, por ese entonces jóvenes poetas emparentados a la exploración vanguardista del lenguaje y que participaron de las últimas revistas literarias ligadas al surrealismo en nuestro país. Si bien el título indica que se edita un solo grabado (el mismo que figura en hoja independiente), las páginas de los poemas se presentan componiendo el texto junto a formas abstractas impresas de tacos de madera evidentemente realizadas por Piñeiro, en clara continuidad con la estampa suelta. Esas texturas irregulares funcionan no sólo como viñetas, presentan la voluntad de unión de lenguajes (verbal y visual) y no la subordinación de un aspecto frente al otro. De hecho, los poemas tienen distinta extensión y la composición de la página es totalmente diferente en ambos casos. Gracias a esta concepción de la diagramación, las palabras y frases aparecen adjetivadas por la imagen impresa, generando nuevos sentidos en la lectura. Se trata así de un objeto de autoría colectiva. La presencia y explotación de las vetas xilográficas como recurso plástico es una característica presente en el grabado de fines de la década del ‘50 y en los ’60 y puede observarse en la obra de distintos artistas (Edgardo A. Vigo, Albino Fernández o Luis Seoane, para nombrar algunos referentes de la época) que, utilizando los mismos materiales y herramientas del grabado denominado tradicional o canónico, contribuyen a su renovación con una actitud experimental. Si bien este rasgo va de la mano de poéticas abstractas y se lo interpreta como resultante del particular proceso de autonomía del grabado respecto del libro y la literatura, vemos que en este ejemplo se produce una nueva relación entre texto e imagen: la concepción moderna del grabado que se aleja de la imagen narrativa y/o figurativa resulta en un encuentro diferente con la literatura, preferentemente con la poesía, que también asiste en este momento a redefiniciones de sus prácticas y concepciones creativas.




OCTUBRE 2019 | Zulema Petruschansky
Este mes, la protagonista de nuestra sección Grabadora del Mes es Zulema Petruschansky. Octubre es, además, el mes en el que en nuestro país se celebra el Día de la Madre. Entonces, le pedimos a la hija de la artista, Lorena Demarco una reflexión sobre la trayectoria artística de su mamá. EL MNG tiene en su acervo obra de su período temprano (foto). Sin embargo, su devenir posterior estuvo signado por una constante búsqueda de nuevas técnicas, donde plasmó su creatividad e innovación descontraladas, que hicieron que su obra fuera tan reconocida.

Zulema Petruschansky
Por Lorena Demarco

Ítalo Calvino, el genial escritor italiano, solía considerar a las ciudades como un conjunto de muchas cosas donde uno podía cruzarse con memorias, deseos, signos de un lenguaje. Zulema Petruschansky, mi mamá, no sólo era una devota admiradora del maestro italiano, sino que solía coincidir con él en que las ciudades son, además, lugares mágicos, insospechados, de trueque, donde los moradores cambiaban palabras, deseos y recuerdos. Quien la conoció a mamá, sabe que fue una terca investigadora de técnicas e imágenes. “Zully”, como le decían sus amigos más íntimos, inventó mundos propios, cuya primera arqueología, el trazo enérgico del “caos controlado”, es fácil de reconocer en su obra temprana.
Había pasado ya por las escuelas nacionales de Bellas Artes de Buenos Aires y de Tel-Aviv, Israel, y profesaba, a fines de los años 80, la misma pasión por el grabado que proponía quien fue su maestro, Alfredo De Vincenzo, docencia que ella misma asumiría en su propio taller desde 1985 hasta su fallecimiento en 2014. De esas primeras experiencias de estudio del grabado, de la voluntad de agotar todas las posibilidades del aguafuerte, la artista se abriría a propuestas creativas, innovadoras y contundentes. Zulema, apoyó su propuesta sobre una base clásica del grabado: aguafuerte y buril, este último, utilizado, según las palabras del maestro De Vincenzo, con “personal maestría”. Pero con el devenir del tiempo, le sumó aguatinta, fotos, monocopias, chine collé y collages bordeados de trazos, grafismos de color, todo en consonancia con los dictados de la escuela deconstructivista, que se caracteriza por una estimulante impredecibilidad y un “caos controlado”.
El resultado fue no sólo un ambicioso camino de reconocimiento con numerosos premios nacionales, sino también su participación como jurado de salones nacionales y provinciales.

Sus obras actualmente forman parte de colecciones privadas y de museos argentinos e internacionales. Y una obra numerosa, impredecible y formidable, conformada por palabras, deseos y recuerdos, los mismos que pueblan las ciudades imaginarias que Petruschansky, pero también Calvino, supieron erigir.

SEPTIEMBRE 2019 | Ana Dolores Noya 
La obra que presentamos hoy (ver imagen completa debajo) forma parte de una serie más extensa titulada Los lechos. Sobre ella dice la artista: “Está basada en ilustraciones de antiguos libros de medicina y cirugía ocular. En estos grabados juego a articular símbolos como la cama/camilla, la cuna de hospital y la casa, que entrecruzan sus sentidos en los extremos de la dualidad opresión-protección, creando una ambigua incertidumbre. Estas imágenes metaforizan el cuerpo humano como territorio vulnerable de posibles manipulaciones científicas y artísticas. Son, por lo general, obras monocromas. El contraste como recurso gráfico es usado simbólicamente y el espacio vacío evoca una gran soledad. Técnicamente son grabados en superficie por transferencia sobre papeles de algodón e intervenidos con técnicas mixtas.”
Ana Dolores Noya nació en Buenos Aires en 1963. Estudió en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón. Junto a Patricio Bosch, fundó el taller de Grabado y Arte Impreso GRAFICA P/A donde, desde 1989, produce su obra y dicta clases. A lo largo de su carrera, ha realizado muestras individuales y colectivas. Por sus obras recibió destacados premios.





AGOSTO 2019 | Gladys Afamado



La grabadora del mes de agosto es Gladys Afamado, artista uruguaya nacida en Montevideo, en 1925. La artista, reconocida en el medio nacional e internacional a través del grabado, es dueña de una versatilidad que se evidencia la permanente experimentación de distintas técnicas y materiales. En su obra destacan las figuras femeninas de grandes ojos que miran directamente al espectador, como la que forma parte del acervo del Museo Nacional del Grabado y es la que reproducimos aquí en esta publicación.

Su larga y constante indagatoria -práctica y subjetiva-, la condujo por diversos soportes expresivos: cerámica, textiles, collage, manufactura de papel, técnicas digitales, intervenciones sobre rocas, objetos, poesía. Gran parte de su obra constituye una estética del reciclaje, donde materiales y temáticas van creando una urdimbre de citas de meditación y acción a lo largo de una extensa trayectoria.

Ella, poeta, refuerza y desdobla sus obras abriendo perspectivas de memorias, con una sostenida delicadeza —cuyos ejemplos más significativos están en sus representaciones femeninas— y una mirada irónica, sorpresiva, ante el mundo contemporáneo. A veces emerge un detalle en una obra que aparece como asunto central en otra. El mismo procedimiento se observa en el empleo de técnicas: grabados en cajas, collage en producción digital, impresiones digitales y grabados en libros de artista textiles, versos en sus grabados, criptolitos que devienen en soporte digital.

En su procedimiento creativo el tiempo lineal no tiene importancia, vuelve presentes objetos pasados. La artista crea, retoma —sin que ello implique una pura reiteración—, conjuga, metamorfosea y se alude con fragmentos de otras obras de su autoría.

JULIO 2019 | Margarita Galetar
Nació en Guaminí, Argentina, en 1916 y falleció en México DF en 1992. 

Grabadora notable, su obra llama la atención por la frescura imaginativa, cercana al mundo de los niños, aunque a menudo resuelta por métodos tan complicados como los del grabado sobre chapa que, como se sabe, exige una experiencia altamente especializada.

En una entrevista que le hiciera la Revista de la Semana en abril de 1970, dice la artista: 

"Mis grabados cantan a la flor, al pájaro, al hogar. A esa parte íntima del hombre que permanece viva, eternamente, aunque le abata la fatalidad. Y digo esto porque cada artista está comprometido con su época y lo honesto es luchar en primera fila por los eternos ideales del hombre. Cada uno pelea con las armas que posee. Yo peleo con la rosa, con la rama cargada de frutos, porque creo sinceramente que sólo a través del dolor y del amor alcanzará el hombre su equilibrio. Grabo con la misma sencillez del pequeño pájaro que canta, porque considero que también mi trabajo es un canto, expresión genuina de un alma que canta con los elementos que posee y conoce. Si mis grabados son buenos, si poseen valor artístico, eso está más alla de mis posibilidades saberlo. En el arte hay cóndores, hay quetzales, como hay rosas y orquídeas . Pero hay también los pequeños gorriones y las pequeñas flores del campo que, de alguna manera, forman parte de la vida y de la muerte, de la esperanza y la resurrección."

Revista de la Semana, 12 de abril de 1970

JUNIO 2019 | Alicia Scavino
Alicia Scavino
El museo cuenta con 8 grabados en nuestro  realizados entre 1978 y  1991.  Uno de ellos es El sombrero gallego, de 1991 (medidas: 69,5 x 49 cm).
Nació en Buenos Aires en 1937. Se graduó en la Escuela Superior de Bellas Artes “Manuel Belgrano” como maestra nacional de Artes visuales (1963), en la Escuela “Prilidiano Pueyrredón” como profesora nacional de Dibujo y Pintura (1966), y en la Escuela “Ernesto de la Cárcova” como profesora nacional de Grabado (1973). Se dedicó al grabado (agua fuerte, agua tinta, punta seca) y a la ilustración de libros. Expuso en salones nacionales, provinciales e internacionales a partir de 1971. Entre sus principales premios internacionales figura el de Sapporo (Japón, 1998); Máxima distinción de la 6ª Bienal de Taipei (Taiwan, 1983) por su “Bombardeo con el café de cada mañana”; Bienal de Alicante (España, 1998); Lublin (Polonia 1997); Portland (USA). A nivel nacional, realizó sesenta y tres muestras individuales; fue premiada en 2000 (Palais de Glace, Buenos Aires), 1º premio Salón Rosa Galisteo (Santa Fe, 1999), 1º premio de grabado en el Museo Sivori (Buenos Aires, 1995), 2º premio en Córdoba (1995), 1º premio de Grabado en Santa Fe (1993), Chaco (1987 y 89), Gran Premio de Honor en el Salón Nacional de Grabado y Dibujo (Buenos Aires, 1984 y 1987), etc. Como ilustradora de libros (“Tengo que ir de la mano del autor - es su premisa - la imagen no debe predominar sobre el texto”) ha colaborado en la edición de “Ficciones” de J.L. Borges para bibliófilos. Falleció en 2006.
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MAYO 2019 | Mabel Rubli 
Mabel Rubli. Profesora de Dibujo y Grabado graduada en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Vivió en Francia y Suiza, donde se especializó en técnicas de grabado y, becada por el gobierno de Francia, participó de los talleres de Friedländer y Hayter.
En nuestro país, introdujo la técnica de collagraph con la que trabajó y dictó numerosos talleres. Realizó numerosas exposiciones individuales y colectivas en Argentina y el mundo. Sus  obras  de sus obras pertenecen a colecciones privadas de Argentina y el extranjero. En la actualidad trabaja con técnicas mixtas: grabado y/o intervención digital sobre papel hecho a mano. Es Jurado de selección y premios en importantes salones nacionales y provinciales. Recibió, entre otros premios, Georges Bracque del Gobierno de Francia, Gran Premio de Honor de Grabado XXVº Salón Nacional de Bellas Artes 1990 y Primer Premio Salón Municipal Manuel Belgrano 1988.
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ABRIL 2019 | Alda Armagni 
Alda Armagni nació en Buenos Aires en 1927. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Fue becada para perfeccionarse en grabado e investigación por la Embajada de Brasil en 1971; por la Universidad de Santa Maria de Valparaíso, Chile en 1972 y por el Fondo Nacional de las Artes en el mismo año.

Desde 1962 expone individualmente en las mas importantes galerías y bienales de arte de nuestro país y del exterior. 

En 1990 es nombrada Académica de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes.

Dice Jorge López Anaya: "sus imágenes, en las que predominan las leyes de organización de la superficie, el ritmo y la articulación de los signos, se basan en la fusión de paradigmas de diferentes civilizaciones. El Antiguo Egipto y la América precolombina se fusionan en una escritura en la que es difícil discernir en ocasiones, la pertenencia de las unidades a uno u otra. Apela, pues, a comparaciones formales -sin aludir a los contenidos, mitos o tradiciones originales- como vía para señalar su íntima fascinación, personal, individual, frente a ese repertorio sígnico. Lo utiliza para trazar una curiosa arquitectura del plano mismo, de la estampa que se exalta como superficie gráfica"

Alda M. Armagni. Buenos Aires, Programa de la Galería de Arte Soudan, 1988.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  __________________________________________________________________________________________________________________________________________

MARZO 2019 | Aída Carballo
Aída Carballo nació en Buenos Aires en 1916. Dice Mauricio Neuman, ex miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte, en un texto dedicado a la artista: "Dueña de una gran tenacidad, de un oficio sin secretos, de una sensibilidad tan sutil como ronca y carrasposa, iluminada por la lumbre de los grandes artistas, siempre frugal, llena de menudas ocurrencias del suceder cotidiano, hizo su vida al andar. Y andando dejó una obra fecunda y una pléyade de alumnos que hoy son grandes artistas. Fue tan peculiar como rotunda, tan apasionada como ascética, tan imaginativa como concreta, tan aguda en la crítica como piadosa, tan mordaz e incisiva como templada y benévola, tan universal como porteña". 
Sobre la obra de la grabadora, escribe: "La fabulosa capacidad de la artista para la representación de lo humano, así como su sostenida devoción por el baturro, la condujeron al manejo de las figuras tridimensionales, el claroscuro, a la luz, como lenguaje expresivo para lograr más fuerza en el dibujo. Dibuja y graba autorretratos despiadados, figuras con miradas interpelativas o suspicaces, rostros duros, con peinados negros y rígidos, Caprichosas escenas de terror. Un expresionismo peculiarmente personal".
Su vida fue tormentosa, sufrió serios momentos de depresión y su obra, como plantea Neuman, es su autobiografía, su gran autorretrato. 
Aída Carballo: Sin título (xilografía),  El sueño de la muñeca (xilografía, 1975), Sin título (litografía)
                                                                                                                                                                                                                                                                                    
FEBRERO 2019 | Graciela Rodo Boulanger
Graciela Rodo Boulanger, nació en La Paz, Bolivia en 1935. Estudió en Europa, perfeccionándose en las técnicas del grabado con René Carcan y Johnny Friedlaender en París, Francia.
A partir de 1966, su obra comenzó a ser reconocida, especialmente aquellas obras donde la niñez o la infancia son leit motiv.
En 1979, UNICEF la designó como artista oficial para el poster del Año Internacional del Niño. 
El MoMA preparó, en 1983, una retrospectiva de su obra y tres años más tarde la Ópera Metropolitana de Nueva York le encargó el diseño de un poster para la opera La flauta mágica de Mozart que le permitió volver a exhibir sus pinturas en el Lincoln Center. En 2006, cuando cumplía 70 años, realizó, en San Francisco, Estados Unidos Cinco Décadas, una muestra que reunió gran parte de su obra. 
En 1969, el Museo Nacional del Grabado exhibió sus obas. En el texto del catálogo se destacaba, además, su amor por la música que la llevó a realizar conciertos desde muy temprana edad.
En la Argentina obtuvo premios en el Primer Certamen Latinoamericano de Xilografía en 1960, y en la Primera Bienal Internacional de Grabado de 1968.