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Museo Nacional del Grabado

PATRIMONIO | El grabado del mes. En junio: Roberto Koch

Para difundir el acervo del Museo Nacional del Grabado

El Museo Nacional del Grabado posee una muy variada colección integrada por más de doce mil piezas. Cada mes seleccionamos una de ellas para difundir nuestro patrimonio y, además,  el trabajo de nuestros artistas.

En junio, elegimos esta xilografía de Roberto Koch de 1991, titulada Para- Mitógamo (medidas papel: 61 x 61 cm). Del artista, el museo cuenta con ocho grabados realizados entre 1991 y 1998. 

Roberto Koch nace en Buenos Aires en 1963 y reside en Tucumán desde 1982 . Es Licenciado en Artes Plásticas  en pintura y grabado.
Es docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Realizó más de una veintena de exposiciones individuales en galerías y museos del país y del extranjero. Participó en exposiciones y salones nacionales e internacionales y obtuvo numerosos premios y distinciones.

Dice la Dra. Silvia Leonor Agüero de la Universidad Nacional de Tucumán: 

"Roberto Koch sobresale entre los herederos de la tradición de grabadores que se inicia  con Pompeyo Audivert en la década del 40 del siglo XX en la Universidad Nacional de Tucumán.

Dibujante, ilustrador, pintor de prolífica producción, Koch ha cultivado el grabado como uno de sus lenguajes más consolidados. Aunque respetuoso de la ortodoxia técnica que exige el grabado, experimenta con instrumentos que generan modos de producción muy personales. Su voluntad pictórica y  calidad de dibujante  otorgan a sus estampas, rasgos muy personales que lo ubican entre los grabadores contemporáneos más importantes del país.

El artista utiliza la xilografía, elabora la técnica que él denomina “esgrafiado xilográfico” sobre la que luego ilumina a mano, emplea hilarantes grafismos, apretadas tramas lineales, textos, números u obsesivos puntos que demarcan zonas. Estos son algunos de los distintos medios y recursos técnicos y plásticos que intervienen  en la evocación del conjunto de experiencias vividas. La vida, el arte, la identidad, el contexto son temas que modelan desde una perspectiva autorreferencial, sus recursos visuales.

Su obra plástica compuesta de  pinturas, dibujos y grabados está impregnada de un ambiente onírico en la que habitan una serie de elementos iconográficos que nos hablan de la casa familiar, una infancia frente al mar y el extenso horizonte que ofrece esa geografía.  Esas imágenes conviven con montañas de arena, dunas, desiertos, caracoles, casas, juguetes, serpientes,escaleras,peces, fetiches, monumentos en situaciones irreverentes, cuencos, retratos y otras tantas imágenes que se pierden enterradas en la arena, o vencen la ley de gravedad para suspenderse en el espacio o ambulan por la superficie generando una narrativa que manifiesta las disyuntivas de su arraigo, los contrastes a los que debió adaptarse, la aceptación de la otredad, la cuestión de su propia  localización, la búsqueda de su lugar en el mundo.

No en vano ha desechado las gubias para optar por un bisturí que perteneció a su padre médico. Koch utiliza el instrumento que requiere la precisión del cirujano y su dominio del dibujo le garantiza la seguridad y virtuosismo de su trazo.

También los títulos de las obras ocupan un papel importante ya que los mismos contribuyen a completar el sentido de su discurso.

En sus últimos grabados, la técnica exige un acercamiento físico a la obra, tanto por parte del artista como del espectador. Desbasta  obsesivamente la superficie, raspa finamente como si cavara en la arena para encontrar fragmentos de su vida. Crea de este modo una trama de base sobre la que se asientan y repiten una y otra vez los elementos iconográficos que caracterizan  sus creaciones,  tal vez pretendiendo que estos se transformen en una marca identitaria que  contribuya a localizar su existencia y la reafirme con las sombras que proyectan los objetos que habitan ese mundo ideal y a la vez profundamente real que nos propone el artista".