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Museo Nacional del Grabado

NOTA | Los procesos creativos, la gráfica y la virtualidad en tiempos de pandemia

Conversamos con los artistas que participan en POST. Imaginar el después

El inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio, a mediados de marzo, encontró al Museo Nacional del Grabado en plena exhibición de la obra en grabado de Antonio Seguí y, anulada la posibilidad de mostrar obra en sala. Las plataformas digitales –en las que ya se venía trabajando– se convirtieron en el único soporte posible para acercar esas piezas a los visitantes. Luego, sirvieron para revisitar exhibiciones anteriores y compartir obras de la colección. Lo virtual, comenzó a tener, entonces, una mayor significación. Un peso específico propio, más allá de acompañar lo que sucedía en el entorno físico.

En este tiempo de confinamiento e incertidumbres, las instituciones tuvieron que idear nuevas dinámicas de vinculación entre los públicos y la producción artística. Desde el Ministerio de Cultura de la Nación se gestaron variadas estrategias en este sentido. POST. Imaginar el después. Sesiones de experimentación gráficaun proyecto curado por Silvia Dolinko y Cristina Blanco, comenzó a poco más de dos meses de iniciada la cuarentena, el 2 de junio, y se extendió hasta el 12 de agosto. Durante ese tiempo, lxs cuatrox participantes del proyecto, lxs colectivxs boba y Fábrica de Estampas, y lxs artistas Pablo Rosales e Ivana Vollaro, fueron convocadxs para mostrar un proceso de creación en soporte audiovisual fragmentado en cinco episodios o sesiones de experimentación gráfica, filmados caseramente, y posteados en el sitio web y en las redes de la Casa Nacional del Bicentenario.

Aunque el cierre tuvo un formato diferente (un pdf con reflexiones escritas de cada uno de los participantes), también fue publicado en el entorno virtual.

Los cuatro proyectos artísticos surgidos a partir de POST. Imaginar el después integrarán el recorrido de una próxima exhibición sobre gráfica organizada por el Museo Nacional del Grabado, cuando la crisis sanitaria lo permita. Esta exposición contará con una nutrida selección de obras del patrimonio del Museo Nacional el Grabado que se exhibirán en diálogo con producciones gráficas de la escena contemporánea.

Tanto POST como la futura exhibición parten de la concepción de una gráfica en sentido amplio, que incluye al grabado y al mismo tiempo lo excede, expandiendo su campo de acción a múltiples y variadas expresiones del arte impreso. Hace unos años, refiriéndose a esta problemática, Silvia Dolinko señalaba: “... los cánones y fronteras de las disciplinas artísticas,  tanférreamente construidas y sostenidas, comenzaron a ponerse en cuestión y luego a derribarse: los recursos, poéticas y procedimientos fueron ampliados; los espacios de visibilidad e intervención fueron expandidos. El antiguo grabado tuvo el desafío de ser repensado (y expandido) en tanto gráfica contemporánea”.

En el trayecto de POST se fueron materializando proyectos gráficos concebidos en y para esta particular coyuntura desde diversas poéticas, variadas estrategias de producción y formas de
intervención. Aquí, boba, Fábrica de Estampas, Ivana Vollaro y Pablo Rosales cuentan cómo fue para ellos esta experiencia en la que, navegando en las aguas de la gráfica, se generaron procesos creativos muy disímiles.

Fábrica e Estampas, un colectivo gráfico con sede en Coghlan, dice: “nosotras nos preguntamos cómo seguir trabajando con otxs, cómo continuar con el grabado fuera del taller.
Armamos vínculos con otrxs proyectos que son enriquecedores para nuestra práctica. Son cruces de saberes desde ambos lados. Quisimos aprovechar los posteos de POST para mostrar,
no solo nuestro trabajo en el taller, sino también el de los proyectos surgidos en pandemia que elegimos para hacer su bandera. Nos preguntamos: ¿puede el grabado ser un puente, conectar mundos y con su carácter múltiple ayudar a liberar a las obras de su confinamiento en el mundo del arte?”

“Por ser un colectivo –agrega boba, un grupo que realiza una revista impresa y digital dedicada al arte contemporáneo– la situación de aislamiento modificó radicalmente nuestras dinámicas de trabajo, marcadas por el encuentro y la discusión presencial. Encontrar modo de construir una propuesta para POST fue un desafío que nos corrió del trabajo de edición de contenidos que estábamos desarrollando para el número 07 de la revista. Cuando empezamos a pensar en la idea una de las preguntas que nos surgió fue en relación justamente a lo post y el después: ¿es lo post lo por venir?, ¿no es el presente un post? En ese sentido, retomar los imaginarios de ciencia ficción nos abrió un espectro de posibilidades.

Con una mirada diferente, Pablo Rosales –un artista que, habitualmente incorpora textos e sus obras– se interesó en el contraste entre la soledad propia de un proceso de creación y su exhibición pública: “Como dice Boris Groys en “La soledad del proyecto”, todo proyecto es como una cápsula del tiempo, una excusa para ausentarse del presente con una promesa hacia
el futuro en el que el proyecto se concretará, una estrategia para escapar de la velocidad actual. A mí me interesó trabajar en la contradicción entre esta “soledad” del proyecto y la exposición de su proceso. Así como existe una gráfica que no se imprime porque es realizada para circular exclusivamente en medios digitales, también la documentación es una forma de arte y la publicidad de un proyecto en medios digitales es una forma de expresión artística.

El objetivo de POST. Imaginar el después fue buscar un formato alternativo al de la exposición presencial, que interviniera directamente sobre las redes y sobre la lógica de circulación de los contenidos virtuales. Y fundamentalmente que se situara en sintonía con uno de los muchos interrogantes que esta coyuntura presenta. ¿Cómo pensar las derivas de la gráfica en el
espacio de lo virtual?

Las piezas audiovisuales desarrolladas y compartidas a lo largo de estos meses pueden pensarse como aproximaciones, ensayos, fragmentos de un proceso más amplio.

¿Cuáles fueron los recursos y procedimientos que eligieron para materializar cada entrega?

“Mis posteos –dice Ivana Vollaro, una artista que recurre con frecuencia a los materiales impresos en su obra– fueron pensados alrededor de algunos temas (escribir y borrar, el tiempo, el azar, la copia y el original) que trataban de combinar distintas capas de sentido entre la gráfica experimental y la pandemia que nos atraviesa.”

“Sin tener una idea cerrada de lo que iba a ser el proyecto para POST –comentan las Delfina Estrada y Victoria Volpini de Fábrica de Estampas– sabíamos en qué espacios nos interesaba mostrar: los balcones, las ventanas, las fachadas de las casas son, en esta cuarentena, puentes entre la macro y la micropolítica, entre el adentro y el afuera. Y sabiendo esos espacios apareció la idea de estampar en tela de arpillera. Probamos estampar las arpilleras con matrices blandas que pudieran hacer entrar la tinta en esa trama tan abierta y rústica. Este tipo de experimentaciones las llamamos monocopias porque no sabemos cómo nombrarlas. Las arpilleras rústicas sirvieron para hacer, a cada unx, banderas de 100 x 75 cm colgadas en las calles, en los autos y en las redes.

Por su parte, boba cuenta: “Nuestro camino fue refugiarnos en la ficción, errar en el tiempo para pensar líneas que nos ayuden a imaginar el futuro desde otra coyuntura. Nos inspiramos en textos y autorxs de ciencia ficción de distintas épocas para diseñar los paisajes posibles de “Pallas”, “Compost”, “Gueden” y “:(){ :|:& };:”. A su vez, compusimos y dibujamos las cápsulas con materiales y objetos que resonaron a partir de las condiciones que sugería cada escenario. En este contexto y despojades de nuestro cuerpo de papel, lo audiovisual se nos presentó como un nuevo lugar para ir a pensar, abandonando toda pretensión de certeza y eligiendo reafirmar las preguntas. Construimos soportes precarios con una prensa de encuadernación o con dos maderitas de pino para sostener un celular y filmar el papel cenitalmente, nos descubrimos buscando e invitando artistas sonorxs para cada cápsula y nos re-acercamos a nuestra comunidad de amigues para que pusieran sus voces y sus cadencias.

En el primer Post –explica Pablo Rosales– a modo de presentación utilicé el video para documentar la realización de un cartel cuyo texto completo sólo se revela al final. Luego tomé la gráfica y el afiche como tema, incluyendo el texto en la pintura y fuera de ella (por ejemplo en los títulos). Post a post fui incorporando al relato nuevos elementos de video y animación, probando recursos que iba aprendiendo sobre la marcha con cierta despreocupación que entiendo como “experimental”. Abracé la idea de suspensión temporal (que llamé POST-ERGO) como una excusa para investigar estos nuevos recursos que no había trabajado antes. La calle, esa zona momentáneamente vedada, fue apareciendo de a poco entre evocaciones de obras del pasado propias y ajenas. Primero reconstruida en un “paseo” asistido por Google Street View y luego en una animación de stop-motion sobre algunas fotos y videos de mi propio archivo o realizado para la ocasión en breves salidas durante la cuarentena. En el último Post #5 traje una obra de 2015 y la animé en un recorrido por la ciudad a través del espacio y del tiempo, conectando algunas obras con una idea más o menos vaga de lo público: la calle, los museos.

Afiches y banderas estampadas en tela rústica, matrices en materiales no tradicionales, sellos que surgen de la pantalla de la computadora o impresiones digitales son solo algunos de los procedimientos, soportes y materialidades que fueron emergiendo a lo largo del trayecto. En simultáneo los cuatro proyectos fueron articulando ideas-fuerza que sin duda interpelan e interrogan el presente de la gráfica: la expansión de lo inmaterial, el adentro y el afuera y la centralidad de los vínculos para la construcción de una práctica que priorice la agenda de “lo común”.