Casa Nacional del Bicentenario
NOCHE DE LOS MUSEOS
Círculos entramados. Rombos ensimismados. Formas caleidoscópicas diseñadas con papeles, letras de molde y tijeras, por manos desconocidas. Portadas que alguna vez en las vidrieras fueron poderosos imanes para el ojo comprador, que funcionaban como anzuelos ópticos para inocular el deseo de experiencias sonoras trascendentales, o ilusiones futuristas para utópicos livings. Muchas terminaron conformando el elenco estable de mesas de saldo o fueron carcomidas por el moho en placares, bauleras, veredas. "Guirnaldas para una sonoteca pública", concebida entre amigos, para fundar nuevos y provisorios ámbitos de escucha.